MANIFIESTO
"SOMOS IGLESIA":
LA REFORMA QUE ANHELAMOS. (1er manifiesto, de 5 puntos, surgido en Austria
en 1995 y base para la Con nuestra firma apoyamos la
exigencia de una renovación de la Iglesia en el espíritu de Jesús, renovación
que ha de venir también y esencialmente de la base. En particular, nos
solidarizamos con las siguientes metas y anhelos del pueblo eclesial. 1. Construcción
de una Iglesia fraterna. * Igual dignidad de todos los creyentes: superación
del abismo entre clero y laicos. Sólo así recuperará su vigencia la pluralidad
de dones y carismas. * Coparticipación y codecisión de las Iglesias
locales en las designaciones de obispos. El obispo a designar debe gozar
de la confianza del pueblo. 2. Plena
igualdad de derechos de la mujer. * Coparticipación y codecisión en todos los gremios eclesiales. * Apertura del diaconado permanente a las mujeres. * Acceso de las mujeres al ministerio sacerdotal. La exclusión
de las mujeres de los ministerios no se puede fundamentar bíblicamente.
La Iglesia no puede prescindir por más tiempo de la riqueza de capacidades
y experiencias vitales de las mujeres, incluso en los puestos de dirección. 3. Libre
elección entre formas de vida celibataria y no celibataria. * La vinculación del ministerio sacerdotal a la forma
de vida celibataria no es obligatoria desde el punto de vista bíblico
y dogmático, sino algo histórico y por ello cambiante. El derecho de las
comunidades a la celebración eucarística es más importante que una regulación
eclesiástica. 4. Valoración
positiva de la sexualidad como parte importante del ser humano creado
y aceptado por Dios. * Reconocimiento de la decisión responsable de conciencia
en cuestiones de moral sexual (por ej., la regulación de la concepción). * No igualación de las regulaciones de la concepción y
el aborto. * Más humanidad, en vez de condenas globales en lo relativo
a la homosexualidad o a las relaciones prematrimoniales. * Frente a las fijaciones en moral sexual, más acento
en otros temas importantes, v. Gr.: la paz, la justicia social, la defensa
de la naturaleza. 5. Mensaje
de alegría en vez de mensaje de amenaza. * Más acompañamiento y solidaridad, que ayuden y den ánimo,
en vez de normas que angustian y causan estrecheces. * Más comprensión y disposición conciliadora hacia personas
en situaciones difíciles, que podrían emprender un nuevo camino (por ej.,
divorciados que contraen nuevo matrimonio, sacerdotes casados sin ejercicio
ministerial), en vez de dureza inmisericorde. —o0o— Los puntos mencionados son metas que la Iglesia, por razón de su misión, del mensaje de Jesús y de las exigencias de nuestro tiempo debería alcanzar tan pronto como le sea posible. Esperamos que al menos sea posible un cambio gradual en esa dirección. Con él, la Iglesia podría volver a ganarse la confianza perdida. |