MANIFIESTO "SOMOS IGLESIA":
LA REFORMA QUE ANHELAMOS.

(1er manifiesto, de 5 puntos, surgido en Austria en 1995 y base para la
posterior constitución del Movimiento Internacional Somos Iglesia /
International Movement We ar Church –IMWAC- en 1996)
 

    Nos duele el hecho de que el acceso al auténtico mensaje de Jesucristo se hace hoy más difícil para muchos por circunstancias de la Iglesia Católica actual. Una crisis puede contener el germen de un ocaso, pero también la oportunidad de un renacimiento lleno de futuro. Los firmantes de este manifiesto esperamos que la crisis actual de la Iglesia Católica sirva para una reforma ya hace tiempo anhelada. 

   Con nuestra firma apoyamos la exigencia de una renovación de la Iglesia en el espíritu de Jesús, renovación que ha de venir también y esencialmente de la base. En particular, nos solidarizamos con las siguientes metas y anhelos del pueblo eclesial. 

1.      Construcción de una Iglesia fraterna.

* Igual dignidad de todos los creyentes: superación del abismo entre clero y laicos. Sólo así recuperará su vigencia la pluralidad de dones y carismas.

* Coparticipación y codecisión de las Iglesias locales en las designaciones de obispos. El obispo a designar debe gozar de la confianza del pueblo. 

2.       Plena igualdad de derechos de la mujer.

* Coparticipación y codecisión en todos los gremios eclesiales.

* Apertura del diaconado permanente a las mujeres.

* Acceso de las mujeres al ministerio sacerdotal. La exclusión de las mujeres de los ministerios no se puede fundamentar bíblicamente. La Iglesia no puede prescindir por más tiempo de la riqueza de capacidades y experiencias vitales de las mujeres, incluso en los puestos de dirección. 

3.       Libre elección entre formas de vida celibataria y no celibataria.

* La vinculación del ministerio sacerdotal a la forma de vida celibataria no es obligatoria desde el punto de vista bíblico y dogmático, sino algo histórico y por ello cambiante. El derecho de las comunidades a la celebración eucarística es más importante que una regulación eclesiástica. 

4.       Valoración positiva de la sexualidad como parte importante del ser humano creado y aceptado por Dios.

* Reconocimiento de la decisión responsable de conciencia en cuestiones de moral sexual (por ej., la regulación de la concepción).

* No igualación de las regulaciones de la concepción y el aborto.

* Más humanidad, en vez de condenas globales en lo relativo a la homosexualidad o a las relaciones prematrimoniales.

* Frente a las fijaciones en moral sexual, más acento en otros temas importantes, v. Gr.: la paz, la justicia social, la defensa de la naturaleza. 

5.       Mensaje de alegría en vez de mensaje de amenaza.

* Más acompañamiento y solidaridad, que ayuden y den ánimo, en vez de normas que angustian y causan estrecheces.

* Más comprensión y disposición conciliadora hacia personas en situaciones difíciles, que podrían emprender un nuevo camino (por ej., divorciados que contraen nuevo matrimonio, sacerdotes casados sin ejercicio ministerial), en vez de dureza inmisericorde. 

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      Los puntos mencionados son metas que la Iglesia, por razón de su misión, del mensaje de Jesús y de las exigencias de nuestro tiempo debería alcanzar tan pronto como le sea posible.  Esperamos que al menos sea posible un cambio gradual en esa dirección. Con él, la Iglesia podría volver a ganarse la confianza perdida.